Otro día
Pasa el tiempo con una fiereza inusitada y solo suenan rumores antiguos de cabezas pensantes que fueron cercenadas por el hacha degolladora de la monotonía gris. La sangre de esas cabezas alimentan a las alimañas ávidas de carne, lanzando dentelladas por donde van.No hay peligro de nada porque nada es peligroso salvo pensar que el tiempo del gran hermano ya está aquí. El tiempo de no pensar más que en carnes desnudas, aspirando hedores de muerte entre las pisadas de cíclopes ansiosos de lujuria. Gigantes gritando por colmar su sed de sexo insano, destrucción sanguinolenta, fuegos apocalípticos y gente con la mirada perdida contemplando sin más para luego comprar en carrefour.
Nada es lo que es porque no queremos que sea. Queremos que parezca, lo importante es parecer y el ser se lo dejan a espíritus atormentados, prometeos torturados por intentar llevar la luz a los que no quieren ver más que las sombras. Y esos necios fueron los que condenaron al sabio.
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